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domingo, 8 de enero de 2012

Las Afrolatinoamercanas en el Petit Detall

Esta performance es la puesta en escena de diversos textos históricos y poéticos que relatan las gestas, pasiones, pesares e ilusiones de las mujeres afrodescendientes de la Argentina y Latinoamérica, desde la época de la Revolución de Mayo de 1810 hasta nuestros días. Llegadas al territorio latinoamericano en los barcos esclavistas, secuestradas y privadas de toda libertad, estas mujeres lucharon, se rebelaron y tejieron estrategias que les permitieron no solamente sobrevivir sino rehacer sus vidas, entrelazándolas con las de todo un país que aun no toma conciencia de su presencia ni de su historia, haciendo recaer sobre ellas muchas veces el olvido, la discriminación y los prejuicios.

La puesta abre con la imagen de la poeta cubana Nancy Mojerón, “Botella al mar”. Sus versos convierten al mar en un personaje que hila el tiempo, los lugares y los personajes; un transporte incontenible, natural y lleno de fuerza que empuja una botella con un mensaje adentro. La botella, símbolo del náufrago que busca comunicarse, unirá a las mujeres afrodescendientes a lo largo de la historia y el territorio. Cada afrolatinoamericana recibe esta botella y, a su vez, en las manos de cada una el mensaje se resignifica.

Así, cuando el personaje de Josefa Tenorio recibe la botella, a inicios del siglo XIX, convierte el mensaje en una reflexión libertaria. Es una carta que ella hace al general San Martín, llena de cuidadosas y contenidas palabras. Bien sabe que el haber ido a la guerra vestida de hombre es una acción que trastorna el orden patriarcal de su época. Tan certeras son sus dudas al respecto que la historia recoge la siguiente solución a sus pedidos: “Días más tarde (de haber recibido la carta de Josefa) el general San Martín ordenó: Téngase presente a la suplicante en el primer sorteo que se haga para la libertad de esclavos”.

Llega nuestra botella con su mensaje adentro a Doña María Antonia Mercado, en la provincia de Córdoba de la primera mitad del siglo XIX. Y su mensaje se convierte en una declaración de divorcio ante la justicia eclesiástica. En pro de salvaguardar sus bienes patrimoniales para ella y sus hijos, dilapidados por su esposo en vicios, juegos y ajuntamientos con esclavas y pardas con las que éste tiene hijos. Vemos cómo esta mujer trasciende su época poniendo en tela de juicio ante la sociedad la moralidad de la familia frente a la introducción de hijos ilegítimos en el matrimonio mediante el adulterio. Fundamenta su querella presentando como testigo a mujeres blancas, a esclavas, pardas y libertas que exponen sus declaraciones y estrategias. A pesar de las declaraciones y testigos presentadas, no consigue ganar el juicio.

Cae nuestra botella, y su mensaje, en las manos de la poetisa Felisa Pasos, para que ella se anime a compartir un poema en el que expresa una ilusión que ha tenido. A través de este juego literario enfrenta el mundo que le gustaría vivir con el que le ha tocado en suerte. En su ilusión se adueña de su cuerpo y apasiona sus versos defendiendo su identidad, expresando sus diferencias con sus congéneres. Finalmente, desvanece su energía en un suspiro que dolorosamente nos explica que su visión del mundo sólo puede ser posible en un sueño. No obstante, publica este poema en el periódico afroporteño La
Juventud del año 1878.

El mensaje en la botella va trasladándonos a escenarios más modernos, donde van aflorando personajes de mujeres más cercanas a nosotras mismas. Y, así, nuestra botella es recibida por una mujer que desde el balcón de una casa o desde una tribuna, según como se interprete, hace uso del aquí y del ahora y lanza al viento y a todos su declaración de principios: Soy como soy, porque me da la gana.

Pautada por la modernidad, nuestra performance transcurre y se adueña nuestra botella-mensaje de las manos de una mujer que lamenta haber cambiado la tradición oral africana por los libros de filosofía. Reconoce que no sabe hacer cuentos, como las negras viejas que con sus narraciones consolaban los velorios. No oculta en sus versos un fino temor nostálgico, un miedo inmenso de haber tejido el hilo por donde se escapan para siempre la tradición y la cultura.

Ya nuestra botella pasa de la mano de una mujer a la de la otra, están todas en escena, se acompañan, se oyen, se expresan, concluyen, como toda mujer.

Con estos hilos invisibles y fuertes, con la pluralidad de un mismo mensaje, está tramada esta performance.

Esta performance se estrenó en La Noche de Los Museos 2010 en el Museo de la Mujer.

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